miércoles, 10 de diciembre de 2008

¿Pena de muerte?


La alta criminalidad, la ausencia de un real estado de derecho, la irreal impartición de justicia, el ineficiente sistema penal y de readaptación social, los altos niveles de corrupción de los últimos años en nuestro país y el oportunismo de los partidos políticos, han puesto desde hace unos meses, el debate público de la pena de muerte, en México.

Algunos de los jóvenes con los que convivimos se han preguntado sobre el controversial tema, la probabilidad de ser o haber sido víctima de algún delito en Ciudad Juárez es tan alta, que las opiniones son apasionadamente arrebatadas. Cuando han amenazado o herido a tu persona, a tu familia, a lo más querido, no te cabe en la cabeza ni la comprensión, ni mucho menos los argumentos de respeto a los derechos de quienes no se han tocado el corazón para no respetar los derechos de los demás, que han jugado con el dolor, el miedo, el terror, la vida, la integridad o la inocencia de tus seres queridos, de ti mismo.
El dolor y la herida es tan profundo que el discurso de los Derechos Humanos suena medieval, retrograda, difícil de digerir; mucho más aun cuando el tema es el de justicia negada o el de la impunidad de los criminales.

¿Cómo educar a los derechos humanos en un contexto así?, ¿cómo luchar en la construcción de una mejor sociedad, cuando la crisis de credibilidad institucional es tanfuerte que nuestros muchachos, que el pueblo, no sabe a quien recurrir o en quien confiar? Cuando los derechos humanos son violados sistemáticamente en diferentes niveles.

Pareciera entonces que la pena de muerte se levanta como una propuesta valiente, extrema, punitiva, un búsqueda de “justicia”. Y que los hablar de los DERECHOS de todos los seres humanos a ser respetados en su dignidad y en su vida, solo aplica para los “buenos”.

Definitivamente, en serio después de meditarlo, no creo que se la alternativa. Creo que en un sistema tan debilitado, tan corrupto, como el nuestro, es mayor el riesgo de injusticia que de solución social. Me parece que generar el miedo como principio de prevención social no tiene el efecto profundo a las conciencias. Me parece que como acto punitivo sacia más la sed de venganza y entonces hace más grande la deshumanización y más lejana la propuesta cristiana. Basta darle un vistazo a la historia, para caer en la cuenta que la pena de muerte nunca ha sido ni solución, ni fin a los problemas sociales. Aunque para ella se tengan los argumentos mas “santos” o mas “lógicos”.

Que tentador resulta cargar las tintas en una propuesta que intente provocar miedo o que busque la venganza como respuesta; desatendiendo el fondo del problema, que tiene que ver con educación, con justicia, con honestidad en las estructuras y procesos judiciales y penales. Al parecer el sistema castiga lo mismo que produce!

Nuestro padre Don Bosco experimento terror ante la pena de muerte impuesta a jóvenes “delincuentes” y su generosidad pastoral le llevo a buscar una respuesta en la educación, prevención y el diseño de una sociedad diferente.

Hablar hoy de los derechos humanos, más que un cuerpo de leyes y tratados es hablar de la decisión de educar a la convicción profunda que el otro es un ser digno que merece mi amor y comprensión. Por eso creo profundamente que la educación es un camino, si lento, pero más eficaz.

P. Hugo Orozco, SDB
Obra Salesiana de Ciudad Juárez, Chih.

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