miércoles, 1 de octubre de 2008

Octubre, mes de las misiones


Las misiones salesianas “Ad gentes” sigue siendo para nosotros un frente típicamente salesiano. Ser MISIONERO es nuestra característica “somos enviados del Padre, sin el cual dejaríamos de ser lo que el Espíritu Santo suscitó en nuestra Congregación.

Nuestro ser y quehacer misionero es señal y fuente de fecundidad en la Iglesia y en la Congregación. Hay que ser conscientes de que somos fruto de la generosidad misionera de los primeros salesianos que llegaron a nuestro país. A lo largo de la historia de nuestra inspectoría muchos hermanos han venido desde sus tierras a fundar o fortalecer nuestras presencias en nuestras tierras. Las misiones son un don para la Iglesia, para el mundo y para nuestra propia inspectoría.

Como inspectoría debemos sentirnos orgullosos de haber respondido con generosidad a la invitación del Señor: "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado". Y añadió: " Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,19-20). Nuestra inspectoría se ha desprendido generosamente de hermanos para colaborar en las misiones “Ad gentes”, es de reconocer la generosidad, entrega y servicio de los hermanos: P. Ignacio Madrigal, Coad. Arturo Solís, P. Guillermo López Ramírez, P. Francisco Venegas González, y los hermanos de la comunidad de San Antonio de las palmas y por supuesto la gran encomienda del actual Obispo de la Prelatura Mons. Héctor Guerrero. Así mismo es de valorar y admirar este impulso misionero en la dimensión laical; varios jóvenes de nuestras obras han ofrecido y están ofreciendo uno o más años de su vida en las misiones salesianas; esta aventura manifiesta una fuerte sensibilidad misionera salesiana.

Queridos hermanos, el mandato misionero confiado por Cristo a los Apóstoles nos afecta a todos, como bautizados y como consagrados. Que el mes de las Misiones sea por tanto, para cada una de nuestras comunidades una ocasión propicia para tomar una más profunda conciencia de este compromiso promoviendo el espíritu misionero en las personas con quienes trabajamos y compartimos nuestra vida para que sean los nuevos misioneros que difundan el Evangelio en este nuestro tiempo. Que María Auxiliadora, la primera misionera haga de cada uno de nosotros y de nuestras comunidades auténticos enviados por el Señor para ser sus testigos en todos los momentos de nuestra existencia. ¡Dios les bendiga!

Fraternalmente:
P. Lauro Prudencio Martínez, SDB
Asesor Inspectorial de GRUMIS

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