viernes, 3 de septiembre de 2010

Emotiva despedida dela urna de Don Bosco

(León Gto., - 2 septiembre 2010) - "Que se quede, que se quede." "Don Bosco Te amamos, por eso madrugamos." "No se quiere ir, no se quiere ir." Son algunas de las frases coreadas por los ahí presentes al momento de la despedida alrededor de las 4 de la mañana del miércoles 25 de agosto. 

Fueron un grupo de alrededor de 200 personas quienes se despidieron de Don Bosco y su reliquia insigne, cantidad que contrasta con la enorme multitud que a lo largo de la jornada fue desfilando ante la urna, según estimaciones de las autoridades municipales fueron alrededor de 100 mil los asistentes durante la visita de la urna de Don Bosco a León. 

Las actividades comenzaron por la mañana en una breve recepción en el Templo expiatorio, el martes 24. Luego de una procesión veloz por varias cuadras, llego a la Catedral de León, donde ya había una enorme cantidad de personas esperando la urna tanto dentro del recinto como quienes se quedaron afuera porque ya no alcanzaron a entrar. Así, luego de la Eucaristía se preparó la urna para ir a la siguiente escala, circulando por varias calles céntricas se enfilo la comitiva hacia Ciudad Del Niño donde ya había una gran cantidad de personas también, esperando con ansia su llegada.

La ceremonia fue por demás emotiva, porque se encontraba en un lugar significativamente salesiano. Después de la misa, hubo un espacio de tiempo para dejar que los feligreses tuvieran la oportunidad de acercarse a Don Bosco en su urna y pedir favores a su reliquia insigne, contenida en su pecho.


Poco más tarde, alrededor de las 2:00 p.m., la urna por fin llegó al Santuario erigido en su nombre: de San Juan Bosco. Ya a esta hora se encontraban muchas personas formadas, y qué decir de quienes estaban apostados a lo largo de la calle por donde llego, quienes le recibieron con gran entusiasmo y vivas y porras a Don Bosco mientras desfilaba sobre la plataforma que la transportaba.

Fue una jornada agotadora pero llena de júbilo, los participantes podían venerarlo y gritar vivas, mientras entraban al Santuario y consiguieron exaltar la figura de Don Bosco como maestro guía y educador, especialmente de la juventud.

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