Don Bosco fue un gran devoto de María; y el primer título con que la honró en el Oratorio fue el de Inmaculada, pues la proponía como un modelo a imitar por los jóvenes. La pureza del corazón es difícil de mantener en la adolescencia, y no sólo la pureza sexual, sino también la pureza de intención, la pureza de relación, la pureza de acción...
Fue muy significativo que el Oratorio de Don Bosco comenzara con un avemaría y una catequesis precisamente en la fiesta de la Inmaculada. Es también signficativo que Domingo Savio formara con sus amigos la Compañía de la Inmaculada de donde saldrían los primeros salesianos que se unen con Don Bosco para fundar la Congregación. La Inmaculada pues, es una fiesta MUY SALESIANA.
Pero, ¿qué repercusiones puede tener para nosotros el que María haya sido concebida sin pecado original? Este gran regalo de Dios para la que sería la madre de su Hijo no es otra cosa que una promesa para todos nosotros: Si por gracia especial María fue concebida sin pecado, tú y yo, desde el bautismo hemos quedado limpios de él y libres como hijos de Dios en la eternidad. Por eso, aunque hoy el pecado nos envuelve, es bueno volver los ojos a María, pues así como es ella, así estamos llamados a ser nosotros. Si ella optó por el plan de Dios siendo salvada, nosotros también podemos optar por ese plan, porque ya estamos salvados pero depende que nosotros aceptemos este regalo de predilección de Dios.
Oración
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que desde lo alto del cielo nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales. Él nos eligió en Cristo antes de la creación del mundo, para que fuéramos su pueblo y nos mantuviéramos sin mancha en su presencia. Movido por su amor, él nos destinó de antemano, por decisión gratuita de su voluntad, a ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, y ser así un himno de alabanza a la gloriosa gracia que derramó sobre nosotros, por medio de su Hijo querido. (Ef 1:1-6)
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que desde lo alto del cielo nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales. Él nos eligió en Cristo antes de la creación del mundo, para que fuéramos su pueblo y nos mantuviéramos sin mancha en su presencia. Movido por su amor, él nos destinó de antemano, por decisión gratuita de su voluntad, a ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, y ser así un himno de alabanza a la gloriosa gracia que derramó sobre nosotros, por medio de su Hijo querido. (Ef 1:1-6)
1 comentario:
Muy interesante hermanos.
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