(León, Guanajuato - 20 agosto 2011) - "¿No pudiste ir a la JMJ en Madrid?, pues vívela en Sevilla (entre Cádiz y Burgos)". Con este juego de palabras, se motivó a los jóvenes oratorianos de León a unir sus corazones con la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid, aprovechando que la calle frente al Santuario Nacional de San Juan Bosco lleva el nombre de la ciudad española. La convocatoria a la Vigilia de Oración en que se repitió la celebración papal con leves modificaciones tuvo un buen eco entre los más de cien jóvenes del MJS local y algunos jóvenes venidos de otras parroquias.
La celebración comenzó desde el adorno del lugar, en que los jóvenes, animados por las salesianas cooperadoras que asesoran el MJS y las Misioneras de Don Bosco, prepararon un ambiente festivo y acogedor. En punto de las 9:00 p.m. se iniciaron los cantos de animación para que media hora después la Procesión de la Luz abriera paso al momento de la Vigilia. Los jóvenes dispuestos a la oración participaron con devoción y respeto, profundizando en los diferentes signos.
En vez de los jóvenes que expresaron sus inquietudes al Papa en Madrid, en León, los jóvenes dieron testimonio de lo que les ha costado mantener y defender su fe en medio de ambientes hostiles: la escuela, el trabajo y, tristemente, hasta la familia. Posteriormente se proclamó el Evangelio y en la homilía, el P. Francisco Enríquez Zulaica, motivó a arraigar la fe en Cristo, no sólo como un ancla contra las adversidades, sino como quien tiene sed de vida, de alegría plena.
El momento central de la adoración eucarística hizo palpable que si los jóvenes saben jugar y gritar, también saben guardar silencio, profundizar y orar. Ante Jesús Eucaristía se intercalaron cantos, alabanzas y peticiones animadas por el estribillo del himno de la Jornada de Madrid; y además pudieron escuchar parte de la homilía prounciada por el Papa, apenas unas horas antes. Se repitió con entusiasmo la oración de consagración al Sagrado Corazón de Jesús y se pegó una imagen de éste y la oración con el escudo papal en la Cruz que acompaña a los muchachos en la Misa Juvenil de cada domingo.
Tras la bendición con el Santísimo se continuó el momento de alegría, baile y alabanzas; en que los jóvenes junto con la comunidad salesiana dieron gracias por el don del Amor de predilección que Dios tiene a los jóvenes.