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martes, 29 de abril de 2008
lunes, 28 de abril de 2008
Vocación y Carisma Salesiano
Dentro de la Iglesia – que somos todos los bautizados –, al igual que los órganos del cuerpo humano, no somos todos iguales. Contando con la misma dignidad, cada uno, según su propia forma de ser y de actuar, contribuye a la construcción del Reino de Dios en el mundo.
Esta diversidad es obra del Espíritu Santo, que con cada uno de los modos específicos de relacionarse con Dios – llamados carismas –, dinamiza y rejuvenece a la Iglesia, dando respuesta a las exigencias de la historia. En los momentos de dificultad, ante situaciones que requieren de una intervención por parte de Dios, el Espíritu suscita hombres y mujeres que, en nombre de Jesús, hacen frente a las necesidades del mundo y de la Iglesia.
Así, en el siglo XIX, al estallar la Revolución Industrial e iniciarse el rápido crecimiento de las ciudades, muchos muchachos del norte de Italia se vieron forzados a emigrar a Turín, condenados a la marginación humana y religiosa, con grave peligro de su vida y de su espíritu. En esa situación concreta, apareció san Juan Bosco.
El carisma salesiano está encarnado en Don Bosco, pero tiene su fuente en san Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia que propone una espiritualidad vivida en el día a día con sencillez y que se caracterizó por su dulzura, que resulta impresionante por el gran esfuerzo que hizo mantenerla. Inspirado en este santo, Don Bosco, comprendió que los jóvenes necesitaban de un amigo para encontrarse con Dios, un amigo que les previniera del mal antes que castigarles, y él se propuso serlo.
Un carisma no es algo que aparece de improviso, sino que se va moldeando poco a poco. Y podemos distinguir un carisma diferente en cada persona, así es de rico el Espíritu Santo. Pero hay carismas que son tan fuertes que marcan a otros. Así nace un carisma que llamamos de “fundador”, que despierta todo un movimiento de espiritualidad. Don Bosco es uno de estos casos. Cuando el papa Pío IX y hasta el gobierno anticlerical del Piamonte, se dan cuenta del gran bien que hace, sugieren a Don Bosco que funde una Sociedad que continúe su obra.
Don Bosco tuvo que trabajar mucho para plasmar su experiencia de Dios en una institución, pero lo logró, y pudo compartir su carisma al fundar tres grupos: la Sociedad de san Francisco de Sales (los Salesianos, SDB), el Instituto de Hijas de María Auxiliadora (las Salesianas, FMA) y la Pía Unión de Cooperadores Salesianos (SSCC). Y de ahí se han desprendido más ramas que conforman hoy la Familia Salesiana.
El carisma salesiano, pese a estar contenido en las Constituciones y Reglamentos de estos grupos, se entiende mejor al vivirlo en carne propia, por lo que las palabras no alcanzan para poder definirlo si no se experimenta. El carisma salesiano es como el oratorio: el ambiente de familia que se comparte en los patios, la relación educativa entre jóvenes y educadores que en la confianza y con palabras sencillas dan un buen pensamiento. Es la sensibilidad hacia los jóvenes más alejados y el compromiso de los más constantes. Sólo de esta manera, los jóvenes y los educadores, se descubren amados por un Dios que es ante todo un Padre, lo que provoca gran alegría y optimismo para encarar el futuro y anima el empeño por crecer, para ser mejores cristianos y mejores ciudadanos. El carisma salesiano es una escuela de santos, santos alegres y confiados en María Auxiliadora, como Domingo Savio y Laura Vicuña.
Por eso, al ver una imagen de María Auxiliadora o de Don Bosco en las paredes de un edificio, los que hemos vivido esta experiencia podemos decir: ¡casa! Esa es la mejor expresión del carisma salesiano, como dijo Juan Cagliero, uno de los primeros salesianos: “Fraile o no fraile, yo me quedo con Don Bosco”, porque Don Bosco fue un signo y un portador del amor de Dios para él y sus jóvenes compañeros. Así como fue Don Bosco, así están llamados a ser los miembros de la Familia Salesiana, en todo trabajo que realicen: oratorios, escuelas, parroquias, misiones, imprentas, etc.
lunes, 14 de abril de 2008
sábado, 12 de abril de 2008
Ha concluido el Capítulo General 26
El Capítulo General 26 ha terminado sus labores, pero al mismo tiempo deja una gran tarea a los salesianos de todo el mundo. Los ojos del mundo salesiano se han concentrado en Roma para poder despertar el corazón de cada salesiano con la Pasión Apostólica de san Juan Bosco. Una oportunidad de renovación que no sólo aspira a transformar la vida interna de la Congregación, sino de toda la Familia Salesiana presente en 128 países del mundo entero.
En este Capítulo General ha sido reeligido Don Pascual Chávez Villanueva como Rector Mayor de toda la Sociedad Salesiana. Originario de nuestra Patria y de nuestra Inspectoría, ha aceptado su reelección con una fuerte confesión de fe en Cristo Resucitado:
“Hace seis años acepté diciendo que desde el primer momento de mi profesión había dicho “Si” y que no tenía ninguna razón para no aceptar; lo hice, tal vez, con menos conocimiento y mucho entusiasmo. Hoy después de seis años acojo de nuevo la expresión de la voluntad de Dios en el voto de los hermanos y la acojo como una expresión de su amor para conmigo para donar mi vida a los hermanos y a los jóvenes hasta el final. Al inicio de este año había dicho al Señor que quería recibir cuanto Él quisiera darme y la primera cosa que me ha dado ha sido la muerte de mi hermano… y esta vez me da 16.000 hermanos en quien pensar, a quienes amar y entorno a los cuales quiero organizar mi vida. Por ello le digo que si”.
[En la fila de abajo: P. Pascual Chávez - primero de izq. a der; P. Filiberto González - tercero]
También se eligió al resto de hermanos que ayudarán a la animación y gobierno mundial en el Consejo General. Entre ellos, fue elegido como Consejero Mundial para el Dicasterio de Comunicación Social el P. Filiberto González Plasencia, hasta entonces Inspector de nuestra Provincia de Guadalajara. En la carta dirigida a la Inspectoría también ha mostrado sus sentimientos de abandono a la voluntad de Dios y se encomienda a nuestras oraciones, de los salesianos y en especial de todos los jóvenes de la Inspectoría:
Fui elegido por la Asamblea Capitular para servir a Dios, a la Congregación y a los jóvenes, en el dicasterio para la comunicación social. Les aseguro que aun no entiendo lo que pasó, no entiendo las razones, ni despierto de la sorpresa. De lo que sí estoy seguro es que cuento con el amor, el apoyo y la presencia continua de Dios. De nuevo el Señor entró a mi vida pidiendo obediencia a de sus planes de salvación, para que dejara de lado los míos. Siento mucha nostalgia, más de la que se imaginan, por no estar cerca de la gente que tanto quiero y que me quiere, por no estar en mi querida Inspectoría de MEG, a la que debo todo y a la que quise darle todo cuando fui nombrado Inspector. Estoy seguro que Dios toma el lugar nuestro cuando nos pide, como a Abrahám, que salgamos de nuestra tierra, de nuestra parentela, de la seguridad de nuestra cultura, para dejarnos guiar por Él a una tierra prometida que sólo en Jesús muerto y resucitado encuentra cumplimiento.
Los núcleos temáticos del CG26
El propósito del Capítulo General no es sólo la renovación del Consejo General, sino prioritariamente reorientar ala Congregación sobre los puntos que tras un análisis de la realidad mundial, son de una urgencia especial, y que merecen la atención y la acción conjunta de todas las inspectoría y casas. Los núcleos tratados fueron:
El propósito del Capítulo General no es sólo la renovación del Consejo General, sino prioritariamente reorientar ala Congregación sobre los puntos que tras un análisis de la realidad mundial, son de una urgencia especial, y que merecen la atención y la acción conjunta de todas las inspectoría y casas. Los núcleos tratados fueron:
Vuelta a Don Bosco. Este núcleo ha puesto en evidencia la necesidad de conocer a Don Bosco y de amarlo más, estudiando el contexto en que vivió, el desarrollo de su mentalidad, las etapas de su vida. Se trata de una vuelta a su espiritualidad, a la “pedagogía del amor” que le inspiró y a la pastoral rica de pasión evangélica que le guió. Don Bosco, padre, maestro y modelo, es el icono vivo que nos invita a volver a partir de él, para proponer, actualizar y reforzar la identidad carismática. Todo salesiano está llamado a mirar a Cristo con los ojos de Don Bosco, a ponerse en su seguimiento con un estilo de vida obediente, pobre y casto, a dedicarse a los jóvenes con corazón libre y abierto, a evangelizar en particular a los más pobres. El bicentenario del nacimiento de Don Bosco en el año 2015 nos ofrecerá un tiempo oportuno para realizar un camino significativo de preparación. Esta celebración jubilar será una invitación a invocar a Don Bosco para que vuelva entre nosotros y solicita un compromiso para que cada uno de nosotros vuelva entre los jóvenes.
Urgencia de Evangelizar. La evangelización ha aparecido como uno de los grandes desafíos que la Congregación ve proyectarse para el futuro. Valor y audacia han sido los “leitmotiv” recurrentes con que las Inspectorías entrevén la propuesta evangelizadora para el tercer milenio. La centralidad de Jesucristo en nuestra acción pastoral, la promoción de una formación humana y cristiana, la catequesis sistemática, la confrontación con la Palabra de Dios y la experiencia de una profunda vida espiritual nos permitirán superar la pastoral del solo entretenimiento y de la sola promoción social. La educación está llamada a dar una gran aportación a la evangelización. Todo esto requiere que nuestras comunidades sean evangelizadas, para ser camino de evangelización, con salesianos auténticos, creyentes y creíbles. Deberán prestar mayor atención a los contextos regionales.
Necesidad de Convocar. En el corazón de la Congregación palpita el deseo fuerte de implicar, de convocar y de proponer a los jóvenes la experiencia carismática de Don Bosco. Se siente, hoy más que nunca, el desafío de crear una cultura vocacional en todos los ambientes, de modo que toda la pastoral juvenil pueda ser realmente vocacional. En el mundo salesiano hay una clara conciencia de que no podemos eximirnos de hacer propuestas concretas y explícitas que motiven y orienten a los jóvenes hacia una opción por las vocaciones apostólicas, sean laicales, presbiterales, o consagradas. Don Bosco se dio cuenta de que frente a las numerosas necesidades de los jóvenes él no podía con todo. Por esto apeló a la disponibilidad y a la competencia de numerosas personas. Un cuidado particular se pide para las vocaciones consagradas salesianas y especialmente para la vocación del salesiano coadjutor.
Pobreza evangélica. Los núcleos referentes a la pobreza evangélica y las nuevas fronteras han estimulado las Inspectorías a hacer una radiografía valiente de nuestro modo de vivir y del testimonio que damos y a mirar las fronteras de compromiso pastoral donde trabajamos en respuesta al grito existencial de los jóvenes que piden esperanza, que piden a Dios, que piden testigos. Un estilo de vida personal simple y austero, la disponibilidad para cualquier campo de la misión, trabajo y servicio por el Reino de Dios, el no estar vinculados a una obra, cargo o ciudad, harán creíble nuestro testimonio profético y nuestra confianza en Dios Providente, de hecho, y no sólo de palabra. Cada hermano y comunidad están llamados a superar las contradicciones y las incoherencias que no nos permiten vivir sin reservas en plenitud el servicio a los jóvenes más necesitados, superando la concepción de la misión como cumplimiento burocrático o de un horario, la seducción del aburguesamiento, del individualismo, y la indiferencia frente al drama mundial de la pobreza.
Nuevas fronteras. Ante las múltiples situaciones y las diversas necesidades de los jóvenes, Dios nos pide individuar las prioridades de la misión salesiana en la Inspectoría y en la obra local. La ascesis del sistema preventivo requiere ir a los jóvenes más necesitados y colocarnos donde ellos se encuentran. En diversas partes de la Congregación aparece que hoy todos los jóvenes están necesitados, pero que lo son sobre todo aquellos en que se acumulan la pobreza material, afectiva, espiritual y cultural. El espíritu nos impulsa a crecer en sensibilidad ante la realidad del joven oprimido, inmigrado, excluido y marginado. Como el buen samaritano, somos llamados a ir hacia los jóvenes y no sólo a esperarlos o a conformarnos con los que ya tenemos. Por esto, no debemos trabajar sólo dentro de nuestras obras, sino también en red con otras organizaciones y agencias educativas, en sinergia con la Iglesia local, con el territorio y la Familia Salesiana.
Dentro de unos días más, regresarán de Roma los Delegados de nuestra Provincia al CG26. El P. Fili, obviamente, vendrá a despedirse sólamente, pues tendrá que establecer su sede en Roma, en la Casa Generalicia. Por lo pronto, el Rector Mayor, nos ha pedido intensificar la oración para el nombramiento del nuevo Inspector de MEG, que aún no está definido y que implicará una consulta previa hecha por el Regional Don Esteban Ortiz en el próximo mes de mayo.
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