(les comparto una pequeña obra de teatro hecha en el Colegio Salesiano de Monterrey el año 2006, para recordar el momento de la muerte de Don Bosco, cómo el testimonio de santidad en ese momento no fueron las palabras del sacerdote Juan Bosco, sino de todos aquellos jóvenes que vieron en él un signo del amor de Dios hacia ellos)
ACTO ÚNICO
Gius, Gio, Luigi, Pietro
(Un patio vacío, con una vela en el suelo. Gio y Luigi sentados en el piso en el centro. Cabizbajos, desgranan las cuentas del Rosario. Música suave)
Narr: Las personas muy queridas parece que nunca deben de morir, pero no es así.
Todos sabían en casa que Don Bosco se había agravado. Precisamente, en la fiesta de san Francisco de Sales, algunos muchachos escribieron en un pliego de papel: “Oh, Jesús Sacramentado, María Santísima Auxiliadora de los Cristianos, san Francisco de Sales, nosotros con el fin de obtener la salud de nuestro amadísimo Padre Don Bosco, ofrecemos, a cambio nuestra propia vida.”.
La noche del martes 31 de enero Don Bosco se agravó, y los médicos habían asegurado que no pasaría esa noche que falleciera. La noticia corrió como un relámpago por el Oratorio, desgarrando los corazones…
Gius: (sale corriendo al centro del patio) ¡Don Bosco, se muere!, ¡Don Bosco se muere!
(Gio & Luigi se paran de inmediato, entrecruzan palabras)
Gio: ¿Qué dices?, no puede ser, porqué él, que tanto nos quiere; ¡¿por qué?!
Luigi: ¿Qué va a pasar con nosotros si Don Bosco se muere?, no quiero regresar a esa cárcel, ¡no quiero quedar huérfano otra vez!
Gio: (caminando nervioso, tratando de serenarse) No, no, Dios no va a permitir que se muera, ¿se acuerdan lo que nos contó Don Rúa? que hace tiempo enfermó gravemente, pero los muchachos empezaron a rezar y algunos ofrecieron su vida en lugar suyo. Don Bosco se curó… ¡Dios puede repetir el milagro!
(de entre el público suena la voz serena de Pietro que avanza hacia ellos)
Pier: ¡Sí, sucedió un milagro!, y Don Bosco prometió que iba a dar hasta su último aliento por nosotros, por vernos felices, como él decía, en el tiempo y en la eternidad. Pero, creo que está llegando el final, Don Bosco ha cumplido su promesa. (se le quiebra la voz) Acabo de verlo, están llegando de todas partes y a los de cursos superiores nos han llevado a verlo.
Gius: ¿Y dónde está?, yo también quiero verlo.
Pier: No vas a poder, no oyes el ruido, la ciudad entera quiere verlo, apenas pude acercarme y besarle la mano. Todos quieren verlo, dicen que es un santo.
Gio: Claro que es un santo, ¿quién sino un santo puede hacer todo lo que hizo?, y cuando te hablaba, te llenaba de paz el corazón, nos conocía, nos quería…
(se oyen campanas)
…¿Qué es eso?, ¿por qué tocan las campanas?
Luigi: Pónganse de rodillas, hay que rezar, Don Bosco se muere… María Auxiliadora, ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte.
Gius: Oigan, habla Don Rúa…
Rúa: ¡Don Bosco ha muerto! Nos hemos quedado huérfanos. Pero consolémonos. Si hemos perdido un padre en la tierra, hemos adquirido un protector en el cielo. Mostrémonos dignos de él, siguiendo sus santos ejemplos.
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